El proyecto para la piscina de Malilla se desarrolló a partir de la premisa fundamental de dotar a los habitantes de la zona y por extensión, a los valencianos, de espacios adecuados a la práctica del deporte.
Por otra parte el próximo crecimiento de la zona, de carácter principalmente residencial, y la ocupación inmediata de las viviendas por los ciudadanos hacía necesario dotarla de una serie de servicios municipales que permitieran consolidar las zonas de nueva creación, permitiendo ampliar los límites del barrio.
Asimismo y teniendo en cuenta que Valencia seria la sede de la Copa América en el año 2.007, estas instalaciones erán susceptibles de utilizarse para entrenamiento de los deportistas como instalaciones complementarias.
La propuesta que se presentó es el fruto de la colaboración de un grupo de especialistas en el mundo de la gestión de edificios deportivos, que trabajaba habitualmente en dicho ámbito.